dinsdag 10 april 2018

Viene lo del gato…… por Fernando Arze




La historia que contaré, se inspiró gracias al  seguimiento durante un tiempo a  una figura un tanto delgada dedicada a caminar por muchos lugares y que  recorría lugares por los que  yo solía transitar.

Observarlo desde lugares muy apropiados y seguros para mi felina creación,  me hizo recordar que en mis hábitos de cimarrón me había topado con otros ejemplares similares. Pero, para que  el lector tenga una idea más o menos clara de este su servidor, creo  necesario que  conozcan una breve descripción de mis antecedentes, carácter y cómo suelo ver la vida.   

Mis patas se han posado en muchos sitios, sin embargo elegí el tejado pues lo conozco muy bien. Siempre me ha ayudado cuando quise reflexionar, prepararme para el asecho, lamerme las heridas o descansar.
 El tejado es la parte alta de las casas. Tejas lisas, rugosas, quebradas, cubiertas de liquen o pintadas con cal,  guardan tanta historia que muchos libros quisieran tener.
Hoy, estoy en lo alto de una iglesia. Desde aquí olisqueo con precisión ya que soy de naturaleza desconfiado. Las nubes alargadas, chamuscadas por el sol se abrazan al ocaso y está a puertas la penumbra cuya debilidad de luz y sombra será invitación al destello de mis ojos y la destreza de mis garras.

La enciclopedia me describe; carnívoro, de cabeza redondeada, uñas agudas, animal solitario, de mal carácter, mimoso, independiente.
Yo me veo en el espejo; de bigotes, de amor interesado, presto a la comida caliente, con mil amistades,  de libertad sobre los tejados, nunca del rebaño.
Un buen gato cimarrón que espera cometer el pecado de la libertad toda su vida.
Un cimarrón no equilibrado, que hace de la risa un arte no sólo un medio alegre de vivir y que se divierte más con su imaginación que con sus buenas obras.
Cuando nací, supe que iba a ser cimarrón, pues, lo primero en percibir fue el olor del campo y el aire que entró a mis pulmones tuvo aliento de tejado.
Aunque me topé con muchos otros gatos cuyas laboriosas experiencias se basan en posturas y recetas, escogí ser primero animal de patas obligadas al movimiento. Así, aprendí a  jadear persiguiendo un rebelde pajarillo y respirar con la comodidad de rajá sobre mullidos almohadones.
Mi corazón entrenado, resiste mejor las emociones del amor y del dolor, ya que puede serenarse haciendo circular por su fisiología la reflexión y despertar la euforia pensando en el amigo.
Mi mente cree que estar solo desempolva la intimidad para enriquecer la compañía.
¡Ah! Soy un gato no ateo apropiándose del cálido romance entre cielo y tejado.

En lo alto de la iglesia, medito acerca de la religión y la razón.
 Mi religión me dice que amo a Dios y mi razón que no soportaré mi cruz.
La fe me habla de la esperanza y de la salvación. En cambio mi razón está repasando el discurso de las cosas que dirá. ¡Sólo lo mejor! No la verdad.
Mi fe sabe que el trayecto más corto entre estas alturas y el piso son las gradas no el salto. La razón, que estoy en problemas cuando se acaba el tejado.


                                              
Mi nariz diseñada para eventos sutiles o ásperos, la oriento hacia el cielo, pronto aparecerá mi figura recortada contra un fondo gris y la oscuridad que ya viene me hará pardo. No deberán temer esta noche los nidos ni los ratoncillos. Se aferran mis garras, me quedaré sobre la misma huella hasta el amanecer.
 Acompañado por la brisa meditaré en la importancia de la vida, de los amores y de las lonjas de carne que cuelgan en los patios.
Un buen gato cimarrón debe saber aceptar más la pasión y el afecto de la hembra que su amistad y comprenderla más que amarla, pues, la comprensión es su seguro de vida, en cambio amarla, es perderse en el celo.
Un buen gato cimarrón maúlla no se queja. Me gusta mi terciopelo, pero lamo solo mis heridas, jamás mis cicatrices y lloro con un ojo mientras observo con el otro.
Un buen gato aprende del humor juvenil y es siempre joven cuando comienza el día con una sonrisa  y termina con una carcajada. La risa es su rezo la carcajada su oración.  Así,  logrará hacer más grande la virtud de los demás ya que de ello depende su doble ración. ¿Qué chiste tendrían sus  siete vidas si no es capaz de buscar miembros capaces de abrirse para abrazar con más afecto que los suyos?


                                             

Ser primero animal para desarrollar los sentidos.
Así, he podido seguir de cerca, oreja pegada a los muros los dones musicales, de manera que mi envidia y mi espíritu sean combinación de Bizet, y Edith Piaff, pero cuando trepo a la otra torre de la iglesia, escucho a la urbe despertar con las campanas que llaman el bandoneón de Piazzolla. Entonces dejo de ser gato y soy oídos y ojos. Y cuando soy todo ojos puedo leer los garabatos libres de un tal Charlie Hebdo cuya fruta más apetitosa es una indiscutible amistad llamada libertad.

La vista me dice que aún quedan muchas chimeneas para descolgarme.
Mi olfato que hay ternura y comida caliente.
El gusto, saber si debo volver.
El tacto me advierte cuando debo huir.

Siento la cola adormecida; me será difícil restaurar la postura felina y no creo que la luz del día  y el rumor de la ciudad ayuden mucho, durante horas me ha acompañado la vigilia y junto al cansancio creo haber aprendido que un buen gato debe de ver el alma de los demás para ser un tanto paternal  un tanto amigo y ver la propia para ser mucho más alumno.
La próxima vez que suba a esta torre gritaré renovado a los habitantes que soy un gato cimarrón que ama las rosas y teme a los rosales, que araña la tierra y escucha su música. Siempre dispuesto a compartir con otra soledad con vino mucho queso y un buen libro. A lo mejor para entonces esté en camino de volverme tigre y arrancar a zarpazos mi parte oscura.
¡Ah! Pero la vida continúa y el trabajo para un cimarrón se asemeja a un Carpe Diem. Hoy estoy llamado a transitar por las alturas y esperar llenar mi estómago y mi libertad con lo que encuentre por sus caminos…


zaterdag 7 april 2018

Científicos proponen esparcir chemtrails de sulfuro



El brillo del Sol podría ser atenuado con una sorprendente tentativa de los científicos de parar el supuesto cambio climático. Los expertos esperan descubrir si un parasol químico sería menos peligroso que una subida de las temperaturas.

La geoingeniería solar, la cual imitaría las erupciones volcánicas que pueden enfriar el planeta tapando la luz del Sol con nubes de ceniza, ahora está dominada por los países ricos y por universidades como Harvard y Oxford.

Doce científicos, de países como Bangladesh, Brasil, China, Etiopía, India, Jamaica y Tailandia, escribieron en la revista nature que los pobres son los más afectados por el calentamiento global y que por lo tanto deberían tener un rol protagonista en este tipo de proyectos.

Atiq Rahman, jefe del Centro Bengalí de Estudios Avanzados, dijo: ¨Esta idea puede parecer un poco loca, pero poco a poco va echando raíz en la comunidad científica¨.

La Iniciativa Gubernamental para la Gestión de la Radiación Solar tiene 400.000$ disponibles para este proyecto.

La Iniciativa Gubernamental para la Gestión de la Radiación Solar está financiada por el Proyecto de Filantropia Abierta, una fundación apoyada por Dustin Moskovitz, un judío que fue cofundador de Facebook.

Estos fondos podrían ayudar a los científicos a estudiar el impacto regional de la geoingeniría solar.

Una de las ideas propuestas por estos científicos es la de esparcir partículas de sulfuro reflectante en las partes altas de la atmósfera de la Tierra.

Los expertos han escrito: ¨Esta técnica es muy controvertida, porque podría ser muy beneficiosa, pero también podría ser muy perjudicial¨.

 Entre los riesgos de esta técnica estaría la disrupción del clima a nivel global. De todas formas, Rahman ha escrito que esta opción es altamente atractiva por el fracaso de los países desarrollados de cambiar los combustibles fósiles por energías renovables.

Fuente: https://www.express.co.uk/news/science/941202/ash-sunshade-Solar-geo-engineering-global-warming

dinsdag 3 april 2018

LOS MAGOS COSACOS: LA SOCIEDAD SECRETA DE LOS MAGOS GUERREROS DE UCRANIA

Casi todo el mundo ha oído hablar sobre los Ninja japoneses o sobre los Monjes Shaolin chinos. Ellos han sido muy bien promocionados por Hollywood. Pero pocos saben que hubo en Europa soldados cuyas habilidades eran iguales o superiores a las de los Ninjas o los Monjes Shaolin. Estos guerreros eran los Cosacos, y sus conocimientos se extendían incluso al uso de la magia.

¿Quienes eran los magos cosacos?

En el siglo XVI, en el territorio que abarca el sur de la actual Ucrania, se formó una organización llamada los Cosacos de Zaporozhia, que tenía su cuartel central en una fortaleza en el Río Dniéper llamada el Sich de Zaporozhia.

Sich de Zaporozhia reconstruido como museo.

Sus miembros procedían de varias clases sociales de la población de Ucrania, la cual era entonces parte de Polonia, un estado conocido como la Mancomunidad de Polonia-Lituania. Sus estructuras políticas estaban organizadas democraticamente, de una forma parecida a la de la comunidad de los piratas del Caribe. Las ocupaciones principales eran la caza, la pesca y el comercio. Los cosacos a menudo se rebelaban contra la Mancomunidad, y rara vez participaban en las campañas militares de la misma contra Rusia o contra Suecia. Cosacos en la lengua túrquica significa gente libre.

Entre estos cosacos que vivían en el Sich de Zaporozhia, se dice que había algunos que tenían habilidades mágicas, los llamados magos cosacos. Según el folclore cosaco, estos eran auténticos magos guerreros, los cuales provocaron el nacimiento de leyendas. Pero a diferencia de los guerreros de fantasía actuales, estos no lanzaban flechas luminosas o tiraban fuego de sus bastones. Sus armas y habilidades eran algo diferentes.

Según la imaginación de algunos, los cosacos eran capaces de esconder y encontrar tesoros, a curar las heridas con hechizos y a esquivar y parar las balas. Ellos podían cambiar el tiempo y abrir las puertas de los castillos con sus manos. Tenían barcos voladores que los llevaban de un lugar a otro de las estepas en cuestión de segundos. Tenían conocimientos de psicoterapia, hierbas tradicionales, y podían hipnotizar a la gente. También hay impresionantes historias sobre el entrenamiento físico sobrehumano que realizaban. Y muchas cosas más...

Los orígenes de los cosacos
Los orígenes de los magos cosacos están rodeados de misterio. Muchos creen que los legendarios cosacos descendían de los magos y sacerdotes eslavos de la antigüedad. Se dice que después de que el Príncipe Vladimir el Grande abandonó el Paganismo eslavo para convertirse al Cristianismo en el año 988 convirtiendo oficialmente a esta religión todo su pueblo, los sacerdotes no aceptaron que el Príncipe hubiera aceptado esta religión extranjera procedente del Imperio Bizantino y huyeron a las estepas, donde se convirtieron en señores de la guerra, y enseñaron artes marciales a sus seguidores.

De todas formas, todas estas cosas no tienen ninguna base histórica o arqueológica, aunque en las estepas entre el Mar de Azov y el río Danubio existían poblaciones eslavas las cuales pueden considerarse los precursores de los cosacos que participaron en las guerras internas de los príncipes rusos y en las campañas de los Cumanos en Bulgaria y en Hungría. Pero estas poblaciones vivieron dos siglos después del Príncipe Vladimir y no hay ninguna mención de que profesaran el paganismo o que hubieran magos y/o sacerdotes paganos entre sus líderes. Seguramente eran fugitivos que se unieron en grupos de guerreros y que participaban como mercenarios en las guerras, y hay indicios de que lucharon contra los príncipes rusos y húngaros.

La teoría de la descendencia aria 
Según otra versión, los magos cosacos tienen su origen en las tribus arias de la Edad de Bronce el segundo milenio antes de Cristo, antes de su emigración hacia la India desde las estepas al norte del Mar Negro. Se decía que entre las tribus arias había guerreros mágicos, algunos de los cuales fueron a India donde fueron conocidos como los Maharati -soldados que eran capaces de defenderse contra un gran número de oponentes con la ayuda de artes marciales y prácticas místicas. Los Maharati son mencionados en la épica india del Mahabharata. El grupo que se quedó en las estepas del Mar Negro fue la base luego de los magos.

De todas formas, esta versión es dudosa, porque la historia de los pueblos del Mar Negro está bien documentada, incluso en épocas remotas.

Una comunidad de refugiados
Entre los cosacos no solo había gente que se escapaba de la tiranía de sus señores feudales polacos y los ataques de los Tártaros, sino también adivinos, videntes y magos negros. Muchos de estos profesionales de la magia usaban sus cualidades en el campo de batalla. También es importante decir que en aquella época los espectáculos circenses de magia eran muy populares en la Europa del Este.

Fuente: http://www.ancient-origins.net/myths-legends-europe/cossack-sorcerers-secretive-and-magical-warrior-society-ukraine-009812?nopaging=1